La iniciativa se da también como un apoyo a la reactivación económica de un oficio y un emprendimiento con vocación artística como lo es la peluquería, pues aunque muchos de estos negocios llevan años operando en el sector, enfrentan las consecuencias de una crisis económica generalizada. Con esto se procura también que los participantes reflexionen sobre el valor y la importancia que tiene el trabajo de estas mujeres, no solo por el aporte comercial, sino por el componente emocional y artístico que se genera cuando se realiza un corte de pelo.

Las mujeres trans estilistas que encuentran en el proyecto una oportunidad de reactivación económica, pues son empleadas para desempeñar su oficio, así como visibilizadas en su comunidad y valorizadas por su trabajo que tiene una alta vocación artística. Son mujeres adultas con experiencia en el sector cuya edad oscila entre los 30 y los 50 años. La participación en el evento está abierta a personas de cualquier género, identidad sexual, grupo étnico, y nivel socioeconómico. Todos son invitados a prestar sus cabezas y dejarse peluquear por estas mujeres trans, rompiendo prejuicios y construyendo así una experiencia que va más allá del beneficio estético y se convierte en un diálogo personal que fortalece el tejido social.